Conversaciones breves XI: Cosa de locos
- ¿Qué hiciste qué?
- lo que escuchaste, Alejandra.
- ¿y no se te ocurrió llamarme antes de hacer eso? Digo, para que adelantáramos el turno, lo charláramos y así evitarte esa situación.
- pero si te escribí...¿no te acordás?
- ¿te referís a ese mensaje de WhatsApp?
- ¡claro! Te pedí de adelantar el turno y bueno, no pudiste.
- ¡ay! ¡pero no me dijiste que era por esto! Pensé que tenías que trabajar, como a veces te pasa...
- no supe cómo explicarme por WhatsApp, además tampoco me convencía la idea de adelantar el turno por esto. Era una exageración, ni que se hubiera muerto alguien.
- por eso digo que podrías haberme llamado. Podés hacerlo, lo sabés. Además no es una exageración si es algo que te incomoda o preocupa...Y si me escribiste fue porque evaluaste la posibilidad de venir.
- y sí, porque estaba inquieta, angustiada. Sentía que a lo mejor se me estaba escapando algo, algo que no podía ver de mi enojo. Y viste que vos medio que funcionás de voz de mi consciencia que suelo callar.
- ¿y por qué no lo hiciste, entonces?
- no sé, se me pasó esa sensación y volví a creer que estaba haciendo un drama de la nada y que mejor ir de lleno al problema, en vez de andar jodiendo a todo el mundo con mis dudas. ¿Quién mejor para darme respuestas sino es el que me genera las dudas?
- ¿y por qué no lo hiciste, entonces?
- no sé, se me pasó esa sensación y volví a creer que estaba haciendo un drama de la nada y que mejor ir de lleno al problema, en vez de andar jodiendo a todo el mundo con mis dudas. ¿Quién mejor para darme respuestas sino es el que me genera las dudas?
- no está mal pedir ayuda y yo estoy para eso. No te digo que no vayas directo al problema, digo que había mejores formas de actuar que no involucran escándalos en la vía pública.
- no exageres vos ahora. Ni que hubiera sido un escándalo. La gente discute por la calle.
- al mediodía, un día de semana y en medio de un Boulevard atestado de gente...
- el escenario es solo un complemento...
- ...
- ...
- ¡no me mires así! los locos llaman sus psicólogos cuando están en crisis. Cuando no pueden resolver sus cosas y sus terapeutas se vuelven su muleta. No pueden tomar ninguna decisión sin consultarla en el diván. Ahí es cuando las sesiones aumentan a dos por semana, cuando son las 3 am y no pueden dormir y llaman al psicólogo en ese momento para volverles a contar que creen que no pueden dormir porque de chicos sus madres los mandaban a la cama con la luz apagada y la puerta cerrada.
- ¿quiénes?
- los locos.
- Gala...
- ¿qué?
- ¿Qué te dijo él cuando te le pusiste a gritar?
- ...mhssmmhhss...
- ¿cómo?
- ...mhssmmhhss...
- ¿cómo?
- ...que si seguía gritando así me dejaba hablando sola como la loca que era...
- ...
- ¡está bien! La próxima te llamo.
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