Una de taxistas III
- Buenas noches. Al Willie Dixon, por favor. ¿Sabe dónde queda?
- Claro, chiquita. ¿Tan viejo te pensás que soy?
- No me refería a eso, pero listo entonces.
- Suipacha y… ¿?
- Pff…Güemes… - respondí ya con ganas de bajarme.
Arrancamos y a las pocas cuadras un ringtone polifónico sonó brevemente. El taxista de escasos pelos canosos y con barriga que tocaba el volante con dificultad se levantó del asiento colgándose del manubrio e inclinando levemente el auto contra el cordón derecho y sacó con dificultad el celular de su trasero. Yo ya quería tirarme del auto.
- Pfff! ¡Las cosas que me dice esta pendeja! Es mi novia la que me escribe, sabé’.
- Ah…
- Tiene 22 años y unas piernas, ¡Qué piernas que tiene esa nena!
- Hmm…
- Mirá, mirá esas piernas – agregó el tachero estirando su mano y dándome su celular Samsung azul con tapita.
De fondo, efectivamente, había una fotografía en la que se veían un par de piernas largas que terminaban en una minifalda a rayas color mostaza, gris y negra. No había torso ni cabeza, solo piernas de frente. Sin agarrar el celular fingí sorpresa y contesté cómplice:
- ¡Faa! ¡Qué piernas!
- ¿Viste? Tengo suerte de que me haya dado bola a mí, vistes. ¡Ojo! No soy viejo yo, eh. Tengo 41, pero no cualquiera de mi edad sale con un minón así, eh. Es más, yo si tuviera una nena de esa edad y sale con un tipo de mi edad la cago a trompadas, vistes. Pero es distinto mi nena no tendría necesidad de buscarse un macho que la tenga que cuidar como La Naty me necesita a mí.
- Claro.
- Ahora La Naty está mucho mejor, pasa que tiene un marido que la faja y ella está sin guita como para irse de la casa.
- Ah, tiene marido – Ya a esa altura no responder no iba a zafarme de la conversación.
- Sí, pero solo comparten la casa y la tenencia del nene, pero nada más, eh. Se conocieron cuando ella era muy chica y él era su fiolo, entonces no le quedó otra.
- ¿Su fiolo?... O sea…
- Sí, sí, pero ya no trabaja más en la calle, eh. Ahora está en un privado, re cómoda. Dentro de poco se va a ir de ahí. Eso sí, si él se entera que anda conmigo la mata. Así que tenemos que tener cuidado.
- Claro, me imagino.
- Tengo otra foto de ella en bikini, pero esa no te la puedo mostrar porque la tuve que borrar. Mejor no tener evidencia, vistes
- Entiendo, bueno, no se preocupe. Me la debe.
- ¡Jeje! Sí, claro. Son 14 pé, linda.
- ¡Jeje! Ahí tiene. Suerte con La Naty, eh.
- Gracias, preciosa. La próxima te muestro más fotos.
- ¡No puedo esperar!
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