Ojalá no hubiera sido un sueño
Estábamos en el living y él se iba a ir, entonces yo lo abrazaba fuerte y sentía su barba de un día rozar contra mi piel y el olor a viruta de la madera entrar por mi nariz. Lo abrazaba muy fuerte, como si supiera que no lo iba a volver a ver. "Te quiero muchísimo sabías?", le dije. "Sí Gali", me contestó. Pero por algún extraño motivo no quería dejarlo ir. Sabía que si lo soltaba no iba a volver. Y necesitaba repetírselo una y otra vez: "Te quiero. Mucho. Un montón" Me miraba y me sonreía, de a poco iba soltando sus manos asperas de manejar madera y se me quedaba mirando con esa sonrisa bondadosa que lo caracterizaba. "Te quiero", repetí una vez más. De pronto, él ya no estaba ahí y el paisaje había cambiado completamente. Estaba acostada en mi cama y me acaba de despertar. Y de nuevo la misma pregunta que ronda por mi mente todos los días volvió a surgir: Sabía él lo que yo lo quería? Sigo pensando que no se lo dije demasiadas veces.